Aquello sabía a rayos, pero se lo bebió. En verdad se lo bebieron todos, empezando por él. Un mejunje al que la camarera del local había bautizado con el nombre de Caníbal del Albaicín, del que sólo ella conocía la receta. —¡Joder, ¿qué lleva esto? —preguntó uno de sus amigos tras llevarse el brebaje Leer más...