Es la envidia de sus vecinos, de todos. A sus ochenta y tantos. Ahí está, seca como un sarmiento, tiesa como una vara, con tanta energía como una central nuclear. Se llama Virtudes. Ochenta y tantos de calendario a cuestas ya. Silba la cafetera en la cocina. El primer café de la mañana acompañado de Leer más...