Calderón de la Barca

¿Qué es la vida? Un frenesí.

¿Qué es la vida? Una ilusión,

una sombra, una ficción,

y el mayor bien es pequeño:

que toda la vida es sueño,

y los sueños, sueños son.

¿A quién pertenecen estos versos? Efectivamente, a don Pedro Calderón de la Barca. Bueno, por precisar, Pedro Calderón de la Barca y Barreda González de Henao Ruiz de Blasco y Riaño, que nació tal día como hoy del año 1600. Como para decir oigan ustedes, mi nombre completo en la portada, de ahí que firmara todas sus obras como Pedro Calderón de la Barca. Que ya es. Algunas de ellas ya eternas —‘La vida es sueño’, ‘El alcalde de Zalamea’ o ‘Casa con dos puertas, mala es de guardar’, por citar algunas—. Que tenía coco y destreza lo demuestra el hecho de que estrenó su primera comedia con apenas trece palos—‘El carro del cielo’, para quien esté interesado—. Además, también fue soldado como Cervantes —y de los buenos— y se batió el cobre en Flandes y Lombardía. Claro que no todo es de color de rosa en su biografía, pues se vio implicado en un caso de homicidio y en una acusación por violar la clausura de un convento de monjas. Por último, puede presumir de haber sido enterrado seis veces —sí, seis, como los toros de una corrida— con sus respectivos desenterramientos. Eso es debido a que, en su época, las autoridades, organismos y hermandades podían hacerse cargo de los restos de una personalidad insigne y también de la destrucción y reforma de los lugares donde se pretendía que descansase la personalidad en cuestión. A él le tocó pasar seis veces por ese trance. Aunque da lo mismo, porque de sus restos no se tiene constancia alguna desde 1936. Hasta entonces se encontraban en la iglesia de San Pedro Apóstol de Madrid. ¿Cómo desaparecieron y por qué? Teorías, varias: que si los restos fueron ocultados para evitar saqueos, que si se trasladaron a un lugar desconocido. Al respecto de esta última, se cree que fue el propio párroco de aquella iglesia quien se encargó de ocultarlos. Murió sin revelar el supuesto destino de los restos de Don Pedro, y a saber dónde estarán ahora.

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