La maldad puede tener muchos

El Color de la Maldad’ es el título de la estupenda opera prima de Armando Rodera, autor que, desde hace tiempo, decidió adentrarse por los vericuetos literarios de la capital, en particular, y de toda la geografía española, en general, y que ahora sale a la arena de las letras con un thriller apasionante. El único pero que se le puede achacar a la obra, por adjudicarle algún estigma, es que haya tenido que emular a Juan Palomo, es decir, yo me lo guiso, yo me lo como, y lanzarse a la aventura por su cuenta y riesgo, amparándose en el formato digital. Pero, aún así, la novela te reconcilia con una lectura ágil, fresca y de interés creciente.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La trama en sí es sorprendente. A primera vista pudiera parecer la típica historia del policía que, harto de serlo, decide tomarse un respiro, pero la aparición de un repentino caso que deriva en asesinato le obliga a dejar sus planes para mejor momento. Si a ello le unimos la amistad que traba con otro agente del orden, en este caso un guardia civil, una periodista ex compañera de estudios de este último y un malo malísimo, pudiéramos encontrarnos ante el típico argumento de thriller con pretensiones. Craso error quien lo piense así.

Grosso modo, la historia comienza con la desaparición de dos jóvenes a manos de un perturbado, de cuya historia Armando Rodera nos va dando acertadas pinceladas a lo largo de la novela. Un policía nacional, Bermejo, y un agente de la UCO, Pablo Roncero, deberán encargarse de esclarecer la desaparición y posterior asesinato de la mencionada pareja, cuya noticia recoge y difunde la periodista Miriam Monfort, vieja conocida de estudios del agente de la UCO. Y sin saber ninguno de ellos que el caso del asesinato de la pareja de jóvenes derivará en una orgia de más asesinatos y sangre que acabará por atraparles sin posibilidad de escapatoria.

La historia, que se desarrolla en sugerentes escenarios (la comarca cacereña de La Vera, Salamanca, la Sierra Pobre de Madrid, la propia capital del estado…) es tan intensa como interesante; son varios los momentos en los que los giros del argumento descolocan y, sobre todo, uno de ellos, muy cerca del final, que merece ser recordado como un acierto brillante para un autor novel como es Armando Rodera. Y, sobre todo, muy sugerente la aparición en escena de un extraño y perturbado personaje que ayudará, de manera involuntaria, y sin saberlo, a resolver el logrado argumento de la novela, cuya descripcion y análisis recomendamos muy encarecidamente a los amantes de la mitología, en particular, y a todo aquel que desee degustar un buen momento de lectura y de evasión en un cálido y apetecible mar de letras.

Dicen que toda novela deja el regusto que sus personajes son capaces de destilar. De todos ellos (Jasón, el loco perturbado propietario del color de la maldad, el guardia civil Pablo Roncero, la periodista Miriam Monfort…), dos engrandecen el sabor que la lectura provoca en el paladar: el policía Bermejo y, muy especialmente, el camionero bosnio Milicic. ¿Por qué? Para saberlo, tendrás que leer la novela…

El color de la Maldad

Armando Rodera

Disponible en formatos para libro electrónico

Precio: 2,99 euros.

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