De qué manera la palmó Félix Faure

A ver, la cosa por gustos y por barrios, como se suele decir. Digo lo que voy a relatar hoy. Que tiene tela, vamos. La pregunta, antes que nada, es obligada: ¿te gustaría palmarla dándole al asunto? O sea, en pleno acto sexual. Bien, y ahora la segunda: ¿y si te dijeran que te la tienen que cortar —hablo de un hombre, porque el protagonista de las líneas que siguen lo era— porque la mujer con la que estabas dale que te pego se llevó tal impresión que aquello no había manera de sacárselo más que pegándole un tajo y aquí paz y después gloria? Total, ya muerto, ni te ibas a enterar del asunto, pero el pensamiento como que ya pone los pelos como escarpias. ¿O no? Pues eso, eso mismo —cuentan las malas lenguas, ojo— se dice que fue lo que le ocurrió al sexto presidente de la IIIª República Francesa. Y ojo, que la cosa es más escabrosa aún de lo que he relatado hasta ahora. 

Félix Faure fue, como ya he dicho, sexto presidente de la IIIª República Francesa sólo cuatro años, entre 1895 y 1899, cuando cerró sesión. Cuatro años para legislar, para promulgar leyes, para que el pueblo te adore o tenga unas ganas irrefrenables de arrojarte al Sena desde el Puente de San Luis con una piedra al cuello. Hay tantas y tantas posibilidades…

Pero no. Por lo que se le recuerda al colega es por la manera de palmarla. Para verla, insisto.

Faure era atractivo, bastante atractivo, y todo lo que tenía de atractivo también lo tenía de mujeriego. El fulano la palmó de manera repentina el 16 de febrero de 1899, mientras trabajaba en su despacho. Lo de trabajar es un eufemismo como otro cualquiera, pues en el despacho junto a él sólo se encontraba su amante, Marguerite Steinheil, esposa de un conocido pintor —Faure estaba casado con Berthe Beluot—, y muy conocida en los círculos sociales parisinos. Que se la beneficiaba era un secreto a voces

Y ahora es cuando viene el jaleo de verdad, porque la cosa no acaba de estar clara y se mezclan versiones de todo tipo. Unos dicen que le dio un infarto cuando la tal Madame Stheinheil le estaba practicando una felación; y que fue tal el shock que le causó tan repentina muerte que no hubo manera —lo juro. Rastrea la red, que vas a encontrar esta versión unas cuantas veces— de sacarle el miembro del finado de la boca, por lo que a Faure se lo tuvieron que cortar para prepararlo de cara al funeral. Otros aseguran que lo que se llevó por delante a Faure fue una apoplejía mientras Madame Steinheil iba a lo suyo. Entonces, ésta salió del despacho pidiendo ayuda, y se cuenta que los ayudantes del presidente le encontraron pelos de su amante en una mano. A partir de ahí —también— corrió la versión de la felación y tal por parte de sus enemigos políticos, que unos cuantos tenía.

Total, que Félix Faure la palmó, que es lo único cierto de toda esta historia; y a su esposa, en el funeral, sólo le salía decir “un marido tan bueno, un marido tan bueno…”. 

 

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