Tal día como hoy de 1580 años fue liberado un tipo tras sufrir cautiverio durante cinco años a manos de unos corsarios con más mala leche que un inspector de hacienda revisando las cuentas de cualquier empresa. Lo liberó un fraile cuando al fulano le faltaba poco o nada ―lo encontraron atado al asiento de una galera con dos cadenas y un grillete― para poner rumbo hacia Constantinopla.
Aquel rescate tuvo su tela, pero mucha que cortar. Para empezar, el porqué de cómo acabó el fulano padeciendo aquellos cinco años de cautiverio. Resulta que cuando regresaba de darse en el cielo de la boca contra el enemigo en la ocasión más alta que vieron los siglos ni verán los venideros ―eso contaba siempre―, lo capturaron a un palmo de la Costa Brava y lo llevaron caminito del cautiverio ya mencionado. ¿Lo peor para él? Que sus captores le encontraron unas cartas de recomendación firmadas por gente del copón, importante vamos ―sin ir más lejos, el que mandaba las tropas que lucharon en aquella ocasión ya mencionada―. Y, claro, vieron el percal y pensaron que podrían sacar buenas perras por el fulano. Una pasta gansa, para qué negarlo. Pero nada, ni pasta ni nada.
Así que el tipo se tiró cinco añitos en el cautiverio del que vengo hablando. Un cautiverio con un glamur que lo flipáis. Con decir que el fulano trató de pirarse de allí hasta en cuatro ocasiones, de las que se hizo responsable en todo momento para evitar que a sus compañeros de penitencia se las dieran de todos los colores, está todo dicho. Hasta que llegó aquel fraile tal día como el de hoy, que junto a otros compadres se las vieron de todos los colores para recaudar la pasta que pedían los captores. Pero lo lograron, que es lo que cuenta, y lo liberaron.
Total, que el tipo ―por cierto, se llamaba Miguel de Cervantes― volvió a España y luego nos regaló algunas historias que merecen la pena ser leídas. Una de ellas va sobre un fulano que está más para allá que para acá y que un buen día decide lanzarse a la aventura acompañado de otro achaparrado que es el que ponía algo de cordura al conjunto. Hacedme caso.